La intención positiva del miedo

Con lo que está pasando a nuestro alrededor, el estar día tras día en el mismo lugar me ha hecho reflexionar sobre mis emociones, la situación económica actual que está afectando a tanta gente y el cambio en nuestras futuras rutinas cuando finalice este periodo.

Mi curiosidad por el ser humano y mi vida, tanto personal como profesional, me ha llevado a investigar más sobre la gestión de las emociones, es decir, la inteligencia emocional, cada vez más valorada en las empresas. 

Si buscamos la definición de Inteligencia emocional encontraremos que “es la capacidad de reconocer nuestras emociones y manejarlas dentro de nosotros y en nuestras relaciones”.

Por ello, la buena gestión emocional implica una serie de fases:

  • Identificación: Ponerle nombre a aquello que no conocemos siempre ayuda a reducir nuestra ansiedad y estrés, ya que en el momento que lo reconocemos pasamos a ser observadores. Dicha identificación es importante. Si no le doy un nombre en el primer instante, ¿cómo podré gestionarla?
  • Aceptación: La emoción es una respuesta rápida e impulsiva que “aparece” debido a una situación determinada. Por ello, es importante aceptarla tal como la sentimos, sin juicio, evitando sentir más malestar debido a nuestra resistencia.
  • Expresión: Se ha demostrado el beneficio fisiológico de expresarlas, ya que nos conectan más a nosotros mismos y a dicha emoción.
  • Valoración: En este punto, debemos valorar si es una emoción potenciadora para mi desarrollo u objetivo o, por el contrario, es una emoción limitante que me aleja. En este paso es importante no valorarla como buena o mala, ya que, como veremos más adelante, toda emoción tiene una “intención positiva”.
  • Gestión: Esta última fase nos lleva a la acción, es decir: ¿qué vamos a hacer con esa emoción? Debemos elegir la herramienta que más nos ayude a dicha gestión. La más popular entre nuestros mayores es la famosa: “¡cuenta hasta 10!” (aunque en algunos casos sea necesario llegar a 20 o 30). Otra, cada día más utilizada, es la respiración diafragmática, que centra la respiración en la zona baja de los pulmones para así activar el sistema nervioso parasimpático y relajarnos.

Ahora, vistas las fases de la gestión emocional, ¿qué tipos de emociones hay?  Existen dos tipos: las primarias o básicas y las secundarias.

Esta categorización surgió en 1972 del estudio sobre la conducta no verbal y las expresiones faciales de Paul Ekman, donde dichas expresiones eran reconocidas de forma universal y no estaban determinadas por la cultura de origen. Las emociones básicas son: el miedo, la ira, la tristeza, el asco, la sorpresa y la alegría. Son la primera respuesta de nuestro cuerpo y las más intensas en el aquí y ahora.

Con la situación de pandemia actual, tenemos las emociones más presentes que nunca. Por ese motivo, quiero analizar y compartir cómo las emociones,  y en concreto “el miedo”, tienen su “intención positiva”, pues nos protegen y nos ayudan a ver más allá de lo que ven nuestros ojos.

Temor, preocupación, incertidumbre, ansiedad… Detrás de estas palabras está el miedo, y ese miedo está asociado al riesgo de perder algo valorado, al temor ante una amenaza a nuestras posibilidades y ahí encontramos, además, la inseguridad.

Pero está también la otra cara del miedo, esa que nos ayuda, nos protege. La más básica, la que nos lleva a una época distinta en la que éramos cazadores. Esa misma parte que nos ayuda a que no hagamos locuras en contra de nuestra vida y seamos prudentes en ciertas situaciones.

Para trabajar el miedo debemos:

  • Focalizarnos en los beneficios que nos aporta en esa situación, y sustituirlos.
  • Cambiar nuestro diálogo interno asociado a creencias limitantes.
  • Pasar a la acción y ocuparnos de él en vez de pre-ocuparnos.

Adicionalmente, para gestionar el miedo debemos pararnos, reflexionar y sentir qué nos dice nuestro cuerpo.

Veamos estos momentos como un regalo que nos han dado para hacer un pausa en nuestro día a día y pensar en el valor que le damos a un beso o a una sonrisa. Es momento de abrazarnos aunque sea a distancia. ¡Es el momento de aprender a abrazar nuestro miedo!

Ana Argüelles

Conocer el origen del ser humano, el por qué de las cosas y la sociología, son temas que desde siempre me han interesado. Como coach, veo cada día cómo ayuda en el crecimiento personal la gestión de las emociones y he podido comprobar la importancia de acompañar a las personas en su camino para alcanzar objetivos o metas.

More Posts

Follow Me:
LinkedIn