Diez cosas que he aprendido en un año de Scrum Master

Hace poco más de un año di un giro a mi carrera profesional pasando de desarrollador a Scrum master. Incertidumbre, inseguridad e intensidad son palabras que pueden describir esta transición, pero también lo son, aprendizaje, crecimiento y satisfacción. En este sentido ha sido uno de los años que más he aprendido y al que más retos me he enfrentado en lo que se refiere a variedad. Esto me ha llevado a aprender alguna que otra lección que me gustaría compartir. Estas son las diez con las que me quedo.

1. Los Scrum Masters fallamos

O dicho de otra forma: la cagamos más veces de lo que nos gustaría reconocer.

En nuestra defensa puedo decir que no es sencillo el día a día con equipos con diferentes perspectivas, contextos, y dependencias; todo esto en entornos de alta exigencia. Y cuando se trata de trabajos donde la materia prima es la interacción humana no hay fórmula mágica y a veces funcionamos por prueba y error. Y está bien. Esto nos mantiene humildes, y con ganas de aprender. Así que si ves algún Scrum master cagarla hazle éste favor: deja que pase un poco de tiempo, y un día que no esté demasiado ocupado pegando un pósit, díselo de forma constructiva, ya que no hay nada que aporte más valor que un buen feedback.

2. No todo el mundo puede ser Agile

Hay personas que son reticentes o directamente rechazan cualquier forma de trabajo que tenga que ver con Agile, independientemente del motivo. He visto personas que no creían nada en este tipo de metodologías y tiempo después se han “convertido”. Pero hay casos en los que esto no sucede o el tiempo requerido es tan largo que no merece la pena. Por ello, es vital que en la selección de personas se valoren perfiles open-minded, con capacidad de llevar bien el cambio, y sentirse cómodos trabajando en un entorno de confianza, transparencia y proactividad. Y si la persona ya está “metida en el sistema”, acepta que a veces sólo queda aceptar, trabaja en micro-mejoras, y ¡paciencia!

 

3. Muchos siguen confundiendo Agile con Scrum

Se sigue usando Agile y Scrum como si fueran sinónimos y se malinterpreta cada concepto. Agile es un conjunto de principios y valores recogidos en el Agile Manifesto. Scrum es un Framework (como otros tantos) basado en Agile. Agile, al ser un conjunto de principios y valores es algo más interno, más conceptual, más enfoque, habla de cosas como confianza y adaptabilidad. En cambio Scrum, es un conjunto de herramientas y técnicas más prácticas (Daily meetings, Visual Management, etc). Y cada vez que alguien dice “Scrum” para referirse a un equipo, muere un gatito, se quema un libro, o ambas cosas a la vez.

 

4. Micromanagement o la obsesión por el control

Se trata de la creencia de que se puede (y debe) controlar todo en un equipo para asegurar resultados. Puede resultar tentador pensar así. De hecho, muchas empresas funcionan así y hasta con buenos resultados en algún sentido. Sin embargo, esto tiene un coste. Para empezar, es imposible controlar todo. Además, en el proceso de perseguir esta fantasía, transmitimos un par de mensajes a nuestros equipos: primero, que ni siquiera tenemos control sobre nosotros mismos y, segundo, que no hay suficiente confianza en en el equipo. Esto sólo puede llevar a desmotivar al equipo y a limitar su crecimiento. ¿Alternativa? Sustituir el deseo de control por un liderazgo basado en la responsabilidad compartida, la confianza y el feedback constructivo. Esto no significa que de entrada lo vayan a hacer todo bien, sino que lo van a hacer lo mejor que pueden con lo que saben, y con el tiempo lo harán muy bien… Además, en el proceso, el equipo crecerá en autonomía, implicación y proactividad.

5. (Casi) Nadie es Agile

Es fácil caer en la trampa de asumir que somos Agile  porque seguimos las pautas descritas en Scrum (véase planning, retrospectivas, daily meetings, visual management, etc.) cuando en realidad podemos hacer esto perfectamente y no ser Agile. Agilidad (y, por extensión, Scrum) tiene más que ver con unos valores que con aplicar unas herramientas o técnicas. Estos valores son sencillos pero no por ello fáciles de alcanzar. En mi experiencia casi nadie es Agile al 100%, sólo estamos más o menos cerca de serlo. En otras palabras, más que un estado, Agile es un proceso. De nuevo, esto no debería de ser un motivo para desanimarse sino un propulsor de energía para acercarnos lo máximo a ese nirvana que llamamos Agile.

6. Ojo con los Millennials

Cuando entra un recién graduado a la empresa o un perfil junior los puntos a seguir son formarlo, y contarle lo necesario para que sea productivo lo antes posible. Suena lógico y lo es. Sin embargo, creo que nos saltamos un punto en esta ecuación, especialmente con las nuevas generaciones: los Millennials, nativos digitales o como se les quiera llamar. Sí, creo que es que es necesario formarlos y transmitirles conocimientos, pero, tan importante como eso, es que nos transmitan los suyos, porque puede que uno de esos “mocosos” pueda revolucionar nuestro negocio. Recordemos que gran parte de las grandes empresas de hoy en día salieron de mentes “junior”. No por ser junior no se puede tener una idea “senior”: escuchemos a los Millennials.

7. Al trabajo no se viene llorao

Todo el sistema educativo está basado en formarnos en diferentes áreas intelectuales, cosas que nos vienen bien en el mundo laboral. Sin embargo, hay otras facetas igual de importantes pero que el mismo sistema ha obviado. Habilidades de comunicación, gestión del estrés, o trato con personas complicadas no se han tenido muy en cuenta. Un trabajo mal hecho puede tener más causas que las técnicas, causas tan comunes como perder las formas, dejarse llevar por el ego, o no empatizar lo suficiente. Y no es mala intención, es mala gestión emocional. Al fin y al cabo, somos seres emocionales con nuestras personalidades y altibajos y no se le puede pedir a un empleado que deje sus emociones en casa. Esperar lo contrario, sería negar nuestra condición humana. No sé hasta qué punto una empresa debe implicarse en este desarrollo personal, pero si incluimos en nuestro plan de carrera formaciones de Cloud o de Microservicios ¿por qué no incluir también formaciones de habilidades de comunicación o gestión emocional? Tengo la suerte de trabajar en una empresa donde se ha dado algún paso en este sentido pero queda recorrido. Ahora, sería poco realista delegar esta tarea a nuestras empresas, porque ante todo, esto es un trabajo personal y cada uno debería darle la importancia que merece.

8. ¿De dónde viene el cambio?

Creo que existen dos tipos de cambios: los que vienen de fuera (cambio de proyecto, de jefe, que se mude nuestro vecino trompetista) y los que vienen de dentro. No tengo nada en contra de los cambios de fuera, de hecho, creo que hay perseguirlos fervientemente. pero sabiendo que muchos están fuera de nuestro control. En cambio, los que vienen de dentro son esos cambios que dependen única y exclusivamente de nosotros, aunque requieren un ejercicio de introspección y asumir nuestra responsabilidad, con todo lo que conlleva. A veces lo único que necesitamos cambiar es la perspectiva y, sin cambiar nada, puede cambiar todo. Esto hace que el impacto suela ser más profundo, más real. Y cuando hablo de “dentro” me refiero a todos los niveles, dentro de la empresa, dentro del equipo, y especialmente, dentro de cada uno de nosotros. Te invito a reflexionar sobre esta pregunta: ¿Qué cambio “de dentro” puedes hacer para mejorar una situación con la que no estás a gusto?

9. La edad del cambio o el cambio con la edad

Es tentador pensar que a mayor edad, más costoso el cambio -en términos Agile, al menos. Yo lo pensaba, pero después de este año, ya no. Es cierto que puede influir, pero influye mucho más la actitud ante el cambio, y eso depende de muchos más factores.

He visto a personas no Millennials a las que justamente la edad les ha ayudado a adaptarse mejor a Agile porque gracias a su experiencia conocen bien la alternativa y no quieren saber nada de ella. En cambio, me resulta curioso conocer a personas jóvenes que les cuesta digerir esto de la responsabilidad compartida, la confianza o la transparencia. En todo caso, sobre la respuesta al cambio se puede escribir un post aparte, cosa que espero hacer algún día.

10. Trata a una persona tal como es…

Hay una frase de Johann Goethe que me ha resonado especialmente este último año. Dice: “Trata a una persona tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátala como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser.” En otras palabras, trata a cualquiera como a un inepto y lo que tendrás es un inepto. Trata a una persona como algo más elevado de lo que es en ese momento y lo más probable es que te lleves una grata sorpresa. Por mi experiencia, todos rendimos por debajo de nuestro potencial, y subir algún peldaño muchas veces depende más de una labor interna que externa. Las formaciones son importantes pero si no te lo crees el nivel de crecimiento será limitado. Me gusta esta frase porque el hecho de tratar a una persona como esa versión elevada de sí misma lleva un mensaje implícito que dice “tú ya tienes esa capacidad de hacerlo, sólo que no te has dado cuenta”. Por supuesto, la misma fórmula la podemos aplicar a nosotros mismos.

Bonus

Pocos meses después de entrar al equipo Agile de Datio, mis nuevos compañeros me preguntaron por mis primeras impresiones, sobre el equipo, el cambio y todo eso. Y mi respuesta fue algo así como: “Pensaba que sólo os dedicabais a pegar pósits y facilitar reuniones… pero resulta que hacéis mucho más de lo que se ve desde fuera. Y por supuesto, “que me han engañado”. Bromas aparte, sí es cierto que hay demasiado desconocimiento en cuanto a qué hace un Scrum Master más allá de las tareas de manual o en cuanto a cómo se mide ese “valor” del que tanto hablan. Seguramente parte de la responsabilidad recaiga sobre nosotros al no saber transmitirlo del todo bien (work in progress), aunque por otra parte, y aquí hablo por mis compañeros, tengo la sensación de que están más centrados en hacerlo que en transmitir que lo han hecho. Lo cual dice mucho de ellos.

Yassin Oukhiar

I'm fascinated by how some people -and by extension, some teams- performs at the highest with great levels of engagement, commitment and  motivation, while others not that much. My job as a Scrum Master is to understand this gap and be able to help the teams I work with to grow. When I'm not doing this, I love watching movies, travel and drink tea.

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5 thoughts on “Diez cosas que he aprendido en un año de Scrum Master”

  1. Desde luego no lo recomiendo. Para empezar porque puede dar lugar a un conflicto de intereses donde el SM deja de ser objetivo, además el trabajo de desarrollo requiere de mucha concentración que no permite estar atento a otras cosas, por dar un par de razones.
    Se puede hacer pero no sería Scrum. El dilema que me surge a mi es .. ¿es mejor eso que nada?

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